lunes, 24 de agosto de 2015

Instintos: una cuestión de salud.

El instinto de supervivencia nos aleja de situaciones y círculos viciosos, el instinto maternal nos invita a proteger y nos protege.
El logro del instinto, en todos los planos, termina con una sensación de paz y descanso por la tensión que este mantiene para cambiar cuna situación peligrosa, su percepción es el alivio de la tensión y el resultado un cambio y una nueva oportunidad para continuar la dinámica vital y el crecimiento y desarrollo personal y colectivo.
El instinto se ocupa de que podamos y queramos dar y recibir amor y placer. Nos empuja al encuentro y a la liberación.
Desde hace siglos se valoran estas capacidades y alternativas y se atribuyen a una metafísica y espiritualidad e incluso religión y moral. Sin embargo y a pesar de que también exista esta influencia, nunca se atribuye al instinto por ser en principio “sucio”, “pueril”, etc. Si esto no se reconoce es como inhibir lo instintivo bajo una capa de barniz, y no olvidemos que la emoción y el sentimiento de la consecución de un instinto esta ligada a la sensación de placer.
El cuerpo guarda la información y el contenido para una vida y adaptación placenteras, contiene sistemas corporales que nos ayudan y que han de estar en buen estado para poder tener su resultado.
El esfuerzo es un instinto frustrado que se encuentra a la espera de consecución.


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